Tras el terrible terremoto y el tsunami que han devastado Japón, todos, empezando por la Iglesia católica, están trabajando para llevar ayuda a las víctimas de la tragedia.
En este contexto, los obispos japoneses quieren estar en primera línea para “mantener viva la llama de la esperanza”, afirmó a la agencia vaticana Fides monseñor Martín Tetsuo Hiraga, obispo de Sendai, la diócesis más afectada.