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miércoles, 30 de mayo de 2012

Sevilla con la misión


Queridos Hermanos misioneros, sacerdotes y voluntaridado:
 
    Acabamos de celebrar en Madrid la Asamblea Nacional de las Delegaciones de Misiones y de las Obras Misionales Pontificias. Todo un acontecimiento de gracia en el que habéis estado cada uno presente con rostro, nombre y apellidos y, sobre todo, con el lugar de la misión en el que estáis entregando la vida.
 
    Los testimonios de los Obispos de Etiopía, Chad y Sudán, han sido escalofriantes presentando una Iglesia encorsetada al Evangelio de tal manera que nos recordaba la fidelidad martirial de los primeros tiempos de nuestro cristianismo.
 
              Como telón de fondo la Nueva Evangelización, las Bodas de Oro del inicio del Concilio Vaticano II y el Año de la Fe. Todos teníamos el convencimiento de que a pesar de la crisis vocacional en nuestra Archidiócesis hay que tener amplitud de miras y horizontes, y desde una fe abrahamica pedir al Señor con mucha humildad no sólo tener alma misionera sino también aquellos que se sientan tocados pedir al Arzobispo ser enviados. Es cierto que tenemos bastante querencia con América Latina entre otras cosas porque allí están la mayoría de nuestros misioneros y misioneras, pero también África nos necesita.
     
     España y Sevilla, que siempre se han destacado en generosidad misionera, no deben poner como excusa la falta de vocaciones. A Dios nadie le gana en generosidad y todos sabemos lo sensible que es nuestro Arzobispo a la tarea misionera, como lo ha venido demostrando desde que comenzó su pontificado entre nosotros.
 
    Os adelanto que el lema para el Domund de este año será: MISIONEROS DE LA FE. Se está elaborando un material precioso, con profundidad doctrinal y muy pedagógico, especialmente diseñado para las parroquias, casas religiosas, y muy actual  para la compresión de  los jóvenes y centros de enseñanza.
 
    ¿Sería mucho soñar que en este AÑO DE LA FE partieran al menos cinco misioneros diocesanos a la misión ad gentes? El reto va dirigido especialmente a los jóvenes, los que nos quedamos en la retaguardia seguiremos pidiendo al Señor con toda la fuerza del corazón que siga enviando operarios a su mies.
 
    Un fuerte abrazo, en unión de oraciones:
 
    Eduardo M. Clemens
    Delegado Diocesano de Misiones
    Delegado Diocesano de Obras Misionales Pontificias