La Delegación de Misiones durante los meses de julio y agosto traslada todas sus actividades a la propia tierra de misión, porque in situ es donde la experiencia espiritual y el sentir misionero hierve en la tierra herida.
El pasado lunes día 20 y con motivo de la Ultreya de clausura del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, seis jóvenes marcharon a diversos países de Europa y de Latinoamérica como misioneros voluntarios durante los tres meses de verano. Tres destinados a Perú, dos a Tarapoto (Isabel O.Gilabert y José S. Herrera) y otro a Trujillo (Francisco Javier C. Ramos), una a Paraguay (Macarena P. Herrera), y otra a Ecuador (Begoña D. Arroyo). Asimismo, otra joven marchó al campo de refugiados de la Isla de Lesbos para trabajar con niños allí.
El pasado lunes día 20 y con motivo de la Ultreya de clausura del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, seis jóvenes marcharon a diversos países de Europa y de Latinoamérica como misioneros voluntarios durante los tres meses de verano. Tres destinados a Perú, dos a Tarapoto (Isabel O.Gilabert y José S. Herrera) y otro a Trujillo (Francisco Javier C. Ramos), una a Paraguay (Macarena P. Herrera), y otra a Ecuador (Begoña D. Arroyo). Asimismo, otra joven marchó al campo de refugiados de la Isla de Lesbos para trabajar con niños allí.
Estos jóvenes tienen vidas y
dedicaciones diferentes, Isabel es docente, Curro se dedica a la abogacía,
Begoña y Macarena estudiantes… pero su pasión por la misión es el nexo que les
ha unido. Todos se han formado en la Delegación Diocesana.
La Capilla del Perdón, decorada
para la ocasión por ellos mismos, en San Juan de Aznalfarache , fue el lugar de
celebración del envío, con un lleno absoluto de familiares, amigos y fieles en
general. El Delegado de Misiones Eduardo M. Clemens les impuso al finalizar la
Eucaristía el Crucifijo Misionero y les entregó una mochila que ellos cargaron
de esperanza y ardor apostólico al estilo de San Francisco Javier.
Este año han sido más de ochenta
y cinco los jóvenes que han solicitado marchar como voluntarios a lugares de
misión, muchos de ellos van en distintas épocas del año, otros, amparados por las distintas
congregaciones religiosas de los colegios en los que se han educado.