“Cuando todos se van,
el que queda es el misionero; somos creíbles y lo demostramos”
Juan
Fernández Salvador, sevillano del barrio histórico de Triana, realizó los
estudios de ingeniero agrónomo ejerció su profesión hasta que decidió dedicar
su vida al sacerdocio. Fue ordenado en el año 2000 por monseñor Carlos Amigo
Vallejo. Ejerció su ministerio en Benacazón, completo sus estudios en Roma y a
su vuelta pidió irse a Perú, en donde había un sacerdote ya mayor que
necesitaba la ayuda de alguien más joven para poder continuar su labor.
Juan F.
Salvador nos cuenta: «Cuando llegué me encontré a gente muy acogedora y a un
hombre estupendo que había construido unos cuantos colegios y tenía unos 1.500
alumnos, más de 100 docentes, comedores, centros de salud... Una labor
magnífica que había que continuar»