En nuestra Archidiócesis
tenemos el verano misionero: 32 jóvenes sevillanos de entre 21 y 40
años saldrán como voluntarios para pasar el periodo vacacional trabajando
directamente en campos de misión repartidos entre América Latina: Perú, Ecuador
y Honduras, y también algunos de ellos en el norte de África. El
pasado sábado tuvieron un almuerzo con el Director Diocesano de Misiones y OMP Eduardo M.
Clemens, quien les ha ido haciendo un seguimiento a lo largo del último
trimestre insistiendo en tres puntos fundamentales:
1. Importancia de la inculturación y conocimiento del
lugar de destino.
2. El misionero va fundamentalmente para anunciar a
Jesucristo con obras y palabras.
3. Entregar la vida sin agenda previa sino lo que la
realidad pastoral vaya reclamando.
Es muy importante dejar esto claro porque algunos que han solicitado partir con
la mejor voluntad y deseo de servir al prójimo, lo plantean solamente como
empatía o altruismo. La Delegación es consciente de que el Misionero, aunque
sea ad tempus, debe ser un hombre o una mujer de fe, y en estos casos se les
acoge con el mismo respeto y cariño, pero se les deriva a otras Instituciones
que cumplen esos objetivos. Entendemos que lo importante es amar y servir en todo,
pero sin confusionismos ni relegando la fe a segundo plano anteponiendo los
proyectos sociales. Así como en Jesús obras y palabras coinciden, el voluntario
debe procurar que el anuncio de Jesucristo vaya acompañado del mayor de los
compromisos temporales y también de las obras más arriesgadas.