“El misionero se siente enviado por Jesucristo”
Eduardo Martín Clemens es un ejemplo más de las múltiples tareas
pastorales que ocupan el día a día de los sacerdotes. Párroco de Santa Cruz y
consiliario de Cursillos de Cristiandad, en esta ocasión viene a las páginas de
ASD en su condición de delegado diocesano de Misiones, coincidiendo
precisamente con los días más intensos del Octubre Misionero. La tarea no le
resulta novedosa, ya que antes de llegar a Sevilla estuvo siete años de
misionero en Perú, donde fue rector del Seminario Mayor San Carlos y San
Marcelo.
¿Qué tarea tiene encomendada al frente de la Delegación de Misiones?
Hacer presente en la
Archidiócesis el riesgo, el atrevimiento de estos hermanos que han salidos de
nuestras comunidades. Van a anunciar el Evangelio a aquellos lugares en los que
Cristo no es conocido, o dónde hay que revitalizar la fe incluso poniendo en
riesgo su propia vida. Además hay que revitalizar al que se queda. Por eso, hay
una unión como dos pulmones en un mismo cuerpo, entre un misionero que se va a
anunciar el Evangelio y el misionero que se queda en la retaguardia pero que,
por el bautismo y su incorporación a la iglesia, se siente igualmente
misionero.
¿Cuántos sacerdotes sevillanos tenemos repartidos por el mundo?
Sacerdotes diocesanos, once.
Están entre Nicaragua, Perú, China, Estados Unidos, Guatemala… Tenemos un poco
de pobreza de sacerdotes misioneros, aunque
tengo mucha esperanza. Animo a
los sacerdotes más jóvenes y a los seminaristas para que descubran que la
Iglesia, sin esta misión hacia fuera, pierde un poco el sentido, queda un poco
mutilada. El arzobispo es consciente y siento mucha alegría cuando dice que a nadie ataría que le pidiera ir a misiones
tenga el cargo que tenga la Archidiócesis. Afortunadamente hay muchos
religiosos en las misiones y contamos con familias completas misioneras, que
incluso cuando van creciendo los hijos no quieren regresar.
Cita a los jóvenes ¿Tiene gancho la llamada misionera entre los
jóvenes?
Contamos con muchísimos jóvenes
para el voluntariado de misiones, las vacaciones
misioneras. Emplean su tiempo libre trabajando en tierras de misión, y
cuando regresan sus vidas quedan transformadas. Son los primeros propagadores
de la misión ardiente, y la labor es de trabajo continuo con los misioneros.
¿Cómo puede surgir esta vocación?
El otro día se lo preguntaba a un misionero
que se marchaba, y me dijo que en un rato de acción de gracias en la comunión,
Dios lo llamó y le pidió que fuera a misiones. Rompió todo su proyecto para
irse a Nicaragua a trabajar.
¿Cómo se actúa desde la Delegación?
Primero surge la inquietud y el
encuentro con el Señor. A diferencia de las ONG, que tienen proyectos
concretos, en las misiones el proyecto es misionero, es la vida del misionero.
Desde la Delegación les ponemos en contacto con los misioneros que hay allí. Es fundamental que el misionero sea enviado
por la Iglesia y que ellos se sientan enviados por Jesucristo. Y la comunicación cada vez es mayor, ya que
la Iglesia siempre procura que no les falten recursos. Es fundamental que se
sientan apoyados, muy especialmente en lugares donde la Iglesia es perseguida,
e incluso su propia vida corre peligro.
Su trabajo abarca también la relación con las familias de los misioneros,
¿no es así?
Sí. Además, la mayoría de los que
han ido a misiones tienen el testimonio de su parroquia o de la familia. Esta
vocación misionera muchas veces nace en el corazón de la familia cristiana, y
un día al año tenemos una Eucaristía en la que participan todas las familias, y
a la que los misioneros mandan su testimonio.
Tendrá muchas experiencias del día a día…
Son muchas, y casi todas
gratificantes. Incluso las experiencias duras, cuando te las cuentan sientes,
entiéndeme, como cierta envidia. Pasa de todo. A lo mejor organizas un retiro
para una comunidad cristiana reducida y al final van cuatrocientos. Me contaba
Diego, un misionero diocesano, cómo el domingo coge el todoterreno y va de
capilla en capilla celebrando la Eucaristía, sentado en el confesionario… Le
gustaría que volviera a ser domingo para seguir cansándose por el Señor. Esto yo
lo he experimentado.
¿Tiene señalados en el mapa lugares complicados, difíciles para los
misioneros?
Hay algunos lugares complicados,
incluso donde corre peligro la vida del misionero. A veces, puede surgir la
duda de si me voy o me quedo, pero siempre se inclina a la balanza a quedarse
para correr la misma suerte de sus fieles.
¿Adónde se puede dirigir el que sienta la llamada misionera?
A cualquier parroquia o a la
Delegación de Misiones en la calle Don Remondo. Durante el mes de octubre
contamos con muchas personas que recogen el material para el Domund. Informamos
también a través de la web de la
diócesis y nuestro blog.
¿Cómo se vivirá en Sevilla el día del Domund?
El encuentro dará comienzo a las
once de la mañana en la Plaza Nueva. Unos grupos cristianos de Sierra Leona
irán cantando y animando la marcha, y llevaremos una Cruz por las calles
Sierpes y Sagasta, para desembocar en la Plaza del Salvador. En la Colegial del
Salvador nos esperará el arzobispo para dar comienzo a la Eucaristía que será
el inicio del Domund.