CINCO MONJAS TRAPENSE EN SIRIA
En el monasterio de Azeir, en Siria, hay un grupode cinco monjas trapenses italianas
que en 2005 abandonaron su tranquilo convento de Valserena, en la provincia de
Pisa, en Italia, para fundar en un país convulso ahora por una guerra civil que
ha causado ya más de treinta mil muertos y doscientos mil refugiados.
La evangelización monástica
¿Por qué lo hicieron? ¿Por qué fundar en un país que hace
siete años parecía estable? "Porque aquí comenzó a desarrollarse la Cristiandad ",
responden, "para extenderse luego por Asia Menor, Grecia, Roma, y luego
Armenia, la India ,
China... En los primeros siglos la acción misionera la llevó a cabo un vivo
movimiento monástico que surgió a la vez e independientemente del egipcio",
con santos que van desde San Efrén el Sirio a San Simeón el Estilita, pasando
por San Juan Crisóstomo o San Juan Damasceno que continuaron sus huellas:
"Nosotras queríamos seguir esa corriente, partiendo de nuestra tradición
latina y benedictina, convencidas de la abundancia de frutos de un intercambio
profundo entre la herencia occidental y la oriental".
Los inicios: el monasterio de Azeir, en construcción.
Y fue así como nació el monasterio de Azeir, entre la
castigada ciudad de Homs y Tartous, en la Siria Central ,
cumpliendo una misión muy similar a la de los cistercienses de Thibrine: ayudar
sin distinción a los cristianos y musulmanes de la región, creando un faro de
concordia en medio de la guerra que no podía preverse cuando estas cinco
italianas pisaron Siria por primera vez: "Ahora formamos parte de esta
comunidad, prescindiendo de nuestra nacionalidad italiana y de los recursos que
eso implica, así que no podemos escapar en el tiempo de la prueba. La suerte de
los sirios es nuestra suerte", declara la abadesa, Sor Mónica, a Asia
News.
La página web del monasterio reproduce algunas de las cartas
que las cinco monjas han escrito en los últimos meses contando los sufrimientos
que el enfrentamiento armado causa a la población. Para ellas, el monasterio es
un signo concreto de esperanza, porque "un lugar donde Dios es adorado en
su presencia real, tanto eucarística como eclesial, en la oración y en la
comunión fraterna, es una bendición para todos".
¿Por qué irnos?
Una de las cartas afirma que las personas sencillas en medio
de las cuales viven ya cuentan muertos entre los suyos, tanto de las fuerzas
del régimen como de sus opositores. Por eso invitan en todas sus cartas a que
los cristianos del mundo recen por la población siria: "La gente quiere justicia,
libertad, democracia, pero también quiere poder trabajar, salir de casa con su
familia".
Y llaman constantemente a las puertas del monasterio, no
sólo para pedir bienes de primera necesidad, sino para buscar consuelo:
"Algunos jóvenes -cuenta una de las hermanas en una carta- han empezado a
venir a nosotras porque tienen necesidad de que alguien les ayude a pensar, a
crecer, a reflexionar". Ellas lo hacen con su pequeño testimonio:
"Nuestra confianza en el hombre proviene de la esperanza cristiana y es
más fuerte que todos los horrores. El cristiano está llamado a dar testimonio
en este mundo. Nosotras hemos sido llamadas a Siria, así que ¿por qué
irnos?".
Fuentes: Religión en libertad