SÁBADO SANTO
La
Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión
y su muerte, su descenso a los infiernos y esperando en oración y
ayuno su resurrección.
Es
el día del silencio: la comunidad cristiana vela junto al sepulcro.
Callan las campanas y los instrumentos. Se ensaya el aleluya, pero en
voz baja. Es día para profundizar. Para contemplar. El altar está
despojado. El sagrario, abierto y vacío.