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miércoles, 24 de abril de 2013

Todo lo que se vivió en la Eucaristía con los familiares de los misioneros


El pasado sábado 13 de abril se congregaron las Familias y amigos de los misioneros de la archidiócesis de Sevilla en la Iglesia de las Hermanas de la Cruz, celebrando la alegría de la Pascua de la Resurrección. Tras una solemne Eucaristía, presidida por el Delegado de Misiones, Eduardo Martín Clemens, éste agradeció profundamente a los presentes, no sólo el hecho de acudir desde muy diversos puntos de la archidiócesis, sino su generosidad al constituir un pilar fundamental para aquellos que eligieron ofrecer su vida a los demás, sin límites ni fronteras, partiendo de sus comunidades de origen y de su seno familiar a cualquier lugar de la tierra.
Invitó también el padre Clemens a los presentes a dar testimonio. Así pudieron compartir vivencias familiares y de comunidad explicando cómo repercute de manera directa el tener un misionero en su entorno próximo, implicando a muchas personas en esta tarea de manera directa a través de la oración, colaboración económica, testimonio…
Intervino la hermana de la misionera Pilar Saiz Gomara, religiosa comboniana, que partió hacia Etiopía en 1974 y que, en 1980, fue destinada a Ecuador. Pilar ha tenido que regresar a España –tras cerca de 40 años de vida misionera- “no por su voluntad, ya que desde los 18 años tuvo claro lo que quería hacer en su vida, sino por motivos de salud”. La protagonista del segundo testimonio fue la sobrina de la hermana Esperanza Quesada, Misionera del Divino Maestro, que salió para Zaire, la actual República Democrática del Congo, en 1970, y hoy- 43 años después- sigue en África, concretamente en la zona castigada por la guerra en este país africano.
El Delegado de Misiones, ante la proximidad de la Jornada del Clero Nativo, apeló a la necesidad de vocaciones no sólo en esta ciudad sino, con más apremio aún, fuera de sus fronteras, ya que son muchos los lugares que carecen de sacerdotes portadores de esperanza y la alegría de la buena noticia del Evangelio, y son muchas también las vocaciones nativas que están a la espera de una oportunidad para poder hacer realidad aquello para lo que han sido llamados.