Otro misionero enfermo de Ébola, el hermano
Manuel García Viejo, director del hospital de Lunsar, Sierra Leona.
En la
madrugada del pasado lunes, llegaba a Madrid, procedente de Sierra Leona, el
avión que transportaba al misionero madrileño Manuel García Viejo. Como ya
anunciaran los Hermanos de San Juan de Dios, la Orden a la que pertenece este
religioso y médico, había dado positivo en la prueba del Ébola. Ahora será
tratado en el hospital Carlos III de la enfermedad.
El
hermano Manuel García Viejo es médico especialista en medicina interna y
diplomado en medicina tropical, y pertenece a la Orden Hospitalaria de San Juan
de Dios desde hace 52 años. Ha dedicado los últimos 30 a trabajar en África.
Desde hace 12 años es el director médico del Hospital San Juan de Dios en
Lunsar, una localidad del interior de Sierra Leona.
Los
hermanos de San Juan de Dios han agradecido al Ministerio de Sanidad, Servicios
Sociales e Igualdad, el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación y el
Ministerio de Defensa, todo el apoyo que están recibiendo en estos duros
momentos. Manuel García Viejo pertenece a la misma orden religiosa que el
sacerdote Miguel Pajares, que también repatriado a España el 7 de agosto y que
murió en el mismo hospital días después.
El
director nacional de las Obras Misionales Pontificias, Anastasio Gil, escribía
ayer en el periódico La Razón un comentario sobre los riesgos y dificultades
que conlleva la vida misionera: “La confirmación de que el Hno. Manuel García
Viejo, misionero español de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en Sierra
Leona, ha contraído la enfermedad del ébola, es ocasión para valorar el trabajo
y la donación de los misioneros y misioneras esparcidos por el mundo”.
“A
pesar de los riesgos y de las dificultades que conlleva la vida misionera”,
añadía el director nacional de OMP, “esta corriente de caridad, para ‘salir’ e
‘ir’ a la otra orilla, no cesa. Más de treinta personas –sacerdotes, religiosos
y religiosas, y laicos- han iniciado esta misma semana un curso de preparación
para partir a la misión a comienzos del año 2015. Y como ellos ya lo hicieron
los cerca de 13.000 españoles que permanecen en la misión”. Y considera que es
necesario que se reconozca que estas personas son los mejores embajadores de la
paz y de la justicia que brotan del Evangelio. La respuesta al porqué de esta
entrega radical hay que buscarla en su vocación misionera que no entienden otra
manera de vivir el Evangelio que su identificación con los más pobres y
necesitados”.
Por
otro lado, un compañero suyo desde Zaragoza, José L. Redrado, señalaba ayer que
“nuestros ojos, nuestro corazón, nuestro afecto va de nuevo a África donde
sufre tanta gente de Ébola y otras muchas enfermedades, a veces ocultas a
nuestros ojos y a nuestros Medios de Comunicación Social. Hoy todos los Medios
de Comunicación traen en sus pantallas o en sus columnas a otro de nuestros
religiosos de San Juan de Dios, el hermano Manuel García. Todos los Medios en
‘alarma’, todos los dispositivos sociales en acción. Nosotros no habíamos
cesado de rezar, ahora se nos pide intensificar la oración; ya estamos de
rodillas pidiendo al Señor de la viña que no nos deje, que nos ayude a ser
valientes, que no nos falten misioneros en la viña de la Hospitalidad, allí
donde la fragilidad es mayor, allí donde la gente sufre más. Pedimos que no nos
falte el testimonio y la profecía de nuestros hermanos misioneros; que su
ejemplo nos haga aquí más fuertes, más hospitalarios, nos haga mejores.
Vuestras vidas remueven en nosotros sentimientos de bien y de coraje. Os
necesitamos”.