La fe de Filipinas es luz para Asia... Jesús nos va mostrando Su Rostro y Su Corazón en medio de este pueblo que estamos empezando a conocer y amar. Aprendemos a descubrir lo extraordinario en medio de lo ordinario de la vida cotidiana.
Carta de la comunidad de Servidores del Evangelios de la Misericordia de Dios en su nueva misión en Filipinas, de la que nuestra misionera Mª Ángeles Pasadas es su madrina, es ella quién nos hace llegar estas noticias.
Desde Malasiqui con cariño...
Hemos empezado este nuevo año en Malasiqui, los
cuatro misioneros, conociendo la realidad del lugar. Acercándonos a las
familias, jóvenes, reuniéndonos con las comunidades de las distintas capillas
de Alacan y Guilig, barangays=barrios, a los que atenderemos pastoralmente.
Queremos conocer y escuchar las necesidades de la
gente que Dios nos confía para poder caminar juntos y ayudarnos mutuamente.
El padre Filipo, sacerdote diocesano de Daegon del
Sur de Corea, amigo de nuestra comunidad de allí, estuvo con nosotros unos días
y nos hizo éste video.
Tuvimos la primera misa de Dario en la capilla. Fue
un funeral de una mujer muy significativa para la comunidad de Alacan. Ate
Lety; habíamos estado llevándole la comunión a su casa todo este tiempo
anterior. Dios en sus caminos de providencia, hizo que ella, de alguna manera,
congregara a la gente de las distintas capillas y su vida entregada fue una
llamada para todos a ser una Única Familia, “Somos Familia de Dios”.
Cada Domingo nos repartimos para visitar y llevar
la comunión a los enfermos del lugar. Son momentos de presencia de Jesús que se
quiere acercar a los más débiles y pobres de corazón que le esperan con mucha
ilusión.
El Obispo nos confío también la capellanía del
Instituto y del College de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y fuimos a
presentarnos. Estos jóvenes son la Esperanza para Asia. “La fe de Filipinas es
luz para Asia”.
Cada lunes nos acercamos al Monasterio de las
Clarisas, “Santiago el Grande”, quien nos sigue acompañando en esta
peregrinación de la vida, para poder tener nuestro retiro comunitario en un
lugar retirado.
Jesús nos va mostrando Su Rostro y Su Corazón en
medio de este pueblo que estamos empezando a conocer y amar. Aprendemos a
descubrir lo extraordinario en medio de lo ordinario de la vida cotidiana.
“Señor, danos tus ojos para verte”
Darío, Teresa, Ana y Belén