Con gran afluencia de fieles laicos y sacerdotes y a pesar
de los 43 grados propios de la canícula de agosto se celebró en la Parroquia de
Santa Cruz la eucaristía anunciada pidiendo por la iglesia perseguida y
martirial tanto en Nicaragua como en Venezuela.
Los testimonios fueros desgarradores y emotivos y hubo una
llamada a la esperanza y todo un compromiso solidario y fraternal con aquellas
iglesias hermanas. Las peticiones se ampliaron y extendieron a toda la iglesia
perseguida también en Asia.
En el ofertorio se iban tomando cirios rojos y blancos que
formaron una inmensa cruz en el suelo simbolizando la redención de cristo y el
dolor que está sufriendo los hermanos perseguidos.
En el momento de la paz, el delegado de Misiones hizo
entrega íntegra de la colecta de la Santa Misa a los representantes del
colectivo nicaragüense que viven en Sevilla. Finalmente se cantó la salve a la
Virgen de la Paz que preside el altar mayor para que siga fortaleciendo a estos
países tan depredados.